lunes, 29 de agosto de 2011


   El Órgano, el rey de los instrumentos, sigue siendo hoy el instrumento musical por excelencia para las celebraciones litúrgicas.
   La música de órgano hace de estas ceremonias, y muy especialmente de las nupciales, unas experiencias llenas de emotividad y solemnidad inigualables. Acompaña el ritmo de la celebración haciéndola más amena y emotiva, invita al recogimiento, evoca sentimientos y emociones, dentro del carácter festivo de toda boda.
   El órgano puede tocarse como instrumento solista, o acompañado de otros instrumentos, que aportan una mayor variedad de colorido y de timbre, en varios momentos de la celebración: La entrada de los novios, entre las lecturas, en el ofertorio, en la comunión y en la salida.
   Acompañando a una voz solista, o un coro, puede intervenir además en los textos ordinarios de la misa y en las aclamaciones.